lunes, 1 de abril de 2024

ARTE BARROCO: INTRODUCCIÓN

La noción clave para entender el Barroco es considerarlo como el arte de la apariencia: esse est percipi.  
Desde el punto de vista cronológico es un estilo que abarca los s. XVII- ½ s. XVIII, aunque a los largo del s. XVIII el estilo barroco evoluciona hacia el llamado Rococó, un estilo más sensual y vitalista, más ornamental si cabe y, sobre todo, más humano; quizás la primera expresión del arte por el arte. 

Este momento de la cultura occidental coincide con la afirmación de las nacionalidades europeas, la tensión entre la Reforma protestante-Contrarreforma Católica, la aparición y consolidación en los sistemas económicos del capitalismo, y la exaltación, en los países católicos, del poder absoluto del monarca, que culmina en la casi divinización del Rey Sol; mientras, en los países protestantes van abriéndose camino las fórmulas parlamentarias que cristalizarán en Inglaterra y Holanda y que servirán de referente político para los ilustrados que postulen una alternativa a la monarquía absoluta.

Cambios y transformación de las mentalidades:

· En la ciencia (Newton) y en la filosofía (Descartes), la experimentación directa y la duda metódica, conducen al racionalismo que culminará en el siglo XVIII.
· Una nueva mentalidad religiosa surgida del Concilio de Trento. La ruptura de la Cristiandad y la Contrarreforma Católica
· Conformación de las Monarquías Absolutas.
· Una nueva cosmovisión: el Heliocentrismo frente a la tradición bíblica. Crisis del ideal humanista del Renacimiento; la Humanidad descubre su insignificancia, la fugacidad de la vida, la dependencia de la muerte.
· La realidad vital pierde consistencia, se transforma en mera apariencia, y el mundo, en un inmenso teatro.
· Se genera un arte de la apariencia: esse est percipi, el ser es lo que se percibe. Lo único que cuenta es la imagen proyectada sobre el espectador.
· Al equilibrio de la razón y a la belleza que exaltaba el Renacimiento sucederán ahora dos direcciones distintas. De una parte, un mayor interés por la realidad, un gusto por lo inmediato y cotidiano que va unido, en los países católicos, a un deseo de aproximación a la sensibilidad de los fieles, y en los protestantes, a la afirmación de la burguesía y al interés por los aspectos sensibles de la realidad circundante.

 

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